Nunca he podido alardear de firmeza emocional. Lloro con facilidad, y no por culpa de la edad. Pero esta vez me vi obligado a romper en sollozos cuando Sigifredo, para expresar su infinita gratitud a Piedad Córdoba, la comparó con la mujer del médico de Ensayo sobre la ceguera. Pónganse en mi lugar, miles de kilómetros me separaban de aquellas imágenes y de aquellas palabras y el pobre de mí, deshecho en lágrimas, no tuvo otro remedio que refugiarse en el hombro de Pilar y dejarlas correr. Toda mi existencia de hombre y de escritor queda justificada por ese momento. Gracias, Sigifredo.I may be skeptical of certain things, but watching the video clip Saramago posted moved me to tears as well. There is hope. We will never give up in this struggle for peace.
(via El Tiempo, with thanks to A.)
No comments:
Post a Comment