Una de las pocas cosas que sé acerca de la escritura es ésta: gástalo todo, dispáralo a bocajarro, piérdelo sobre la marcha, una y todas las veces que sea preciso. No conserves lo que parece provechoso para más adelante, para otra fase del libro: dalo, dalo todo, dalo ahora. El impulso de reservar algo bueno para un lugar aparentemente mejor es la señal que se necesita para gastarlo ahora, sin tardanza. Ya aparecerá algo distinto, puede que mejor, más adelante. Estas cosas se llenan por detrás, por abajo, como el agua de un pozo. Del mismo modo, el impulso de guardar para uno lo que ha aprendido no sólo es vergonzoso, sino que es destructivo. Todo lo que no dé uno libre y abundantemente termina por perdérsele. Uno abre un buen día la caja fuerte y se encuentra con cenizas.This reminds me that yet another important work has recently been translated into Spanish--Flannery O'Connor's Mystery and Manners as Misterio y maneras by Esther Navío Castellano. (Thanks for the news, Nora!)
La palabra escrita es débil. Son muchas las personas que prefieren la vida. La vida mueve la sangre en tus venas. Huele de maravilla. Escribir es la mera escritura, la literatura es poca cosa. Apela únicamente a los más sutiles sentidos -la visión y el oído de la imaginación-, al sentido de la moral, al intelecto. Esta escritura a la que te entregas, y que tanto te emociona, que tanto te conmueve y te alboroza, casi como si estuvieras bailando junto a la banda de música, es apenas audible para cualquier otra persona.
El oído del lector ha de ajustarse, rebajarse, para pasar del estruendo de la vida a la sutileza de los sonidos imaginarios que se desprenden de la palabra escrita.
And I've had Whitman's Canto a mi mismo (Song of Myself) for a while now (A. is currently reading it), but this is the perfect opportunity to mention that the entire American Experience Whitman documentary is now online. (Thanks for posting this, Jeff.) I hope to check it out later tonight.
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